viernes, febrero 20, 2009

ESSAOUIRA



Essaouira, el Marruecos insospechable. Murallas, puerto, gaviotas que revolotean y gritan en el cielo, playa inmensa, aire marino perfumado…
Gracias al viento del mar, el aire de Essaouira es fresco. Al final de la mañana, no se pierda el colorido y vivo espectáculo de los barcos que regresan a puerto, con las cajas llenas de pescado. Regálese un placer raro, como es comer sardinas asadas o saborear un bogavante allí mismo. De frescura incomparable y un ambiente que quedará para siempre grabado en su memoria... Después, vuelva a pasar por la puerta Bab El Marsa para regresar a la ciudad.
Medina animada y bien conservada
La Sqala de la casba, una plataforma de artillería de las murallas, con un bastión desde que el se puede divisar unas vistas incomparables de la medina (declarada Patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO), la Sqala del puerto y el océano. Abandone los viejos cañones europeos y diríjase hacia las casamatas que dan a la calle, donde los taraceadores y ebanistas más famosos del Reino instalaron sus talleres. Trabajan la madera de tuya de Barbarie y bien merecen una visita para conocer su exquisito y raro trabajo. Allí encontrará sin esfuerzo un objeto que represente a Essaouira para siempre que le quedará como recuerdo cuando vuelva a su país. En la plaza de Moulay El Hassan, dispone de múltiples terrazas de cafés y restaurantes muy animadas.

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